Hay nombres que para nosotros, los que amamos el Soul , son emblemas, íconos. Ray Charles, Otis Redding, Aretha Franklin, Marvin Gaye, por solo nombrar algunos. Pero siempre hay alguna persona que se topa con alguno de estos nombres (y su música) por primera vez. Por eso, cuando Julio de Ovejas Negrax me invitó a escribir un texto, inmediatamente pensé que el primero (esperemos que haya más) debería dedicarlo a alguna figura icónica. Hoy elijo compartir con ustedes dos colecciones increíbles de Ray Charles, el genio nacido en Albany, Georgia.
“The Birth of Soul: The Complete Atlantic Rhythm & Blues Recordings” es un compilado de 3 cds editado en 1991 que abarca el período que va de 1952 a 1959, aunque el listado oficial de singles muestra que algunos de los temas fueron editados en años posteriores. Se trata de verdaderas gemas que grabó Ray para Atlantic en ese momento y que serían los clásicos más memorables e ineludibles en su catálogo: “Mess Around”, “I Got a Woman” (muchos dicen que este fue el primer tema “soul” de la historia), “Come Back Baby”, “Hard Times”, “Drown in My Own Tears”, “Hallelujah, I Love Her So”, “Lonely Avenue”, “Leave My Woman Alone”, “Swanee River Rock”, “Yes Indeed”, “(Night Time Is) The Right Time”, “What’d I Say”. Pero para quienes tenemos esos temas más digeridos, me permito recomendar aquí un menú diferente de aquellos que no han sonado tanto.
Durante los años 50, mediante la fusión del blues, rhythm & blues, gospel y algo de country también, Ray Charles sentó las bases para este nuevo estilo, el Soul. Con influencias de artistas como Nat King Cole, Bud Powell, Art Tatum, Louis Jordan, Oscar Peterson y Charles Brown, forjó su estilo y formó en sus primeros años un grupo con una sección de vientos, una base rítmica y un trío de coristas. Con el pasar de los años, se formó a su alrededor una gran orquesta, y más adelante, en los ‘60, entraron las cuerdas (pero de esto nos vamos a ocupar más adelante)
Mi sugerencia comienza con mucho blues: primero “The Midnight hour”, luego “Funny (But I Still Love You)”, con la rareza de tener un solo de guitarra (algo poco usual en su música) a cargo de Mickey Baker o Edgar Blanchard (es un dato que no pude confirmar). “Don’t You Know” es otro de sus típicos soul-blues en mid tempo con cortes de vientos y Ray gritando durante toda la canción. Antes de lanzar su carrera solista, Ray Charles integró como pianista la banda del guitarrista y cantante de blues Lowell Fulson y giró junto a él por todo el chitlin circuit, allá por el Sur profundo. Por eso, no es extraño que Ray haya grabado años después (1957) con su propia banda, su versión de este tema de Fullson, el clásico “Sinner’s Prayer”. Y volvería a grabarla en su último disco, “Genius Loves Company”, a dúo con B.B. King.
Con “Greenbacks”, también del 57, Ray se acerca a Louis Jodan (una de sus principales influencias) y hace este jump blues en el que cuenta la divertida historia de una chica a la que solo le interesan los próceres que aparecen en los billetes. De la balada trágica “It’s Alright”, siempre me llamó la atención el tremendo sonido de la madera del saxo barítono en la intro. También podemos disfrutar a pleno el piano de Ray en “Heartbreaker” compuesta por el fundador de Atlantic, Ahmet Ertegün (que también había compuesto “Mess Around”)
Un verdadero hallazgo puede considerarse “Tell Me How Do You Feel”, fundamentalmente por la intro de órgano, algo raro en Ray Charles, mas adepto al piano y al Wurlitzer. “I Believe to My Soul” es otra de esas baladas trágicas, y tiene la particularidad de tener los coros femeninos grabados por el mismísimo Ray. Cuenta la leyenda que no le gustaba como las Raelettes, su grupo de coristas, estaban grabando este track. Entonces les pidió que se fueran y simplemente grabó los 4 canales de voz el mismo. Esta anécdota está reflejada en la película “Ray” (Taylor Hackford, 2004), aunque como tantas historias que aparecen en las biopics, es incomprobable.
Los instrumentales “Rock House (Parts 1 & 2)”, y “A bit of soul”, son simplemente geniales. “It should have been me”, tema de Memphis Curtis, tiene una letra buenísima. Cuenta una divertida historia cuya conclusión es “Debería haber sido yo con esas chicas, debería haber sido yo manejando ese Cadillac”. Cantada a dúo con Jesse Stone, grabada en 1953, lanzada como single en 1954 y editada en un disco recién en 1961. Otra vez aparece Louis Jordan, en el cover de “Early in the Morning”, un blues waltz con sabor afrocubano, algo muy típico de la época. Esta antología es simplemente imperdible. No duden en escucharla de principio a fin, alegría garantizada.
La otra recomendación que quiero hacerles de Ray Charles es su disco doble de 1962: “Modern Sounds in Country & Western Music” Vol 1 & 2. En pleno auge de la lucha por los derechos civiles, Ray Charles se propuso editar un disco de standards de Country y Western pasados por el filtro del Soul, Gospel, Blues y Jazz. La parte más extraña de esta historia es que un sello discográfico líder estuvo dispuesto a editarlo. Puede ser esta la obra cumbre de Ray Charles? Pues para mi si lo es, y les voy a contar por qué.
Este disco es mucho más que el abordaje de Ray Charles al formato country. No se trata del simple acto de grabar covers de Hank Williams. Hay una cadena de influencias que se unen, cuyo brillante resultado final es una verdadera piedra fundamental no solo para la música negra, sino para la música pop en general. Y estamos hablando de un tiempo en que los sellos discográficos todavía ponían fotos de blancos en las tapas de los discos de los artistas negros.
En Modern Sounds in Country and Western Music hay lugar tanto para los tempos acelerados y swing asesino como “Bye Bye Love” o “Hey Good Lookin”, como para baldas downbeat como “You Win Again” o “Born to Lose”, saturadas de cuerdas y coros. El abrumador éxito comercial del disco se consiguió en parte gracias a ese sonido que hoy puede sonar empalagoso pero que en la época era lo que se escuchaba. Con o sin cuerdas, las interpretaciones de Ray Charles son asombrosas. Siempre que le sea posible, no duda en poner un poco de jazz, un poco de swing. Y por suerte, eso pasa con frecuencia en el disco. Escuchen “It Makes No Difference Now” por cualquiera de aquellos country crooners, y luego escuchen la de Ray. “I Can’t Stop Loving You” y “You Don’t Know Me” se convirtieron es temas obligados para Ray en cada concierto suyo.
Con esta obra, Ray no solo se consagró como músico e intérprete talentoso, también se recibió de consumado hombre de negocios. Ya terminado su compromiso con Atlantic Records, el artista fue absorbido por un sello grande: ABC Paramount. En este contexto, su gran logro fue negociar sus propias cintas masters con en una época en que las grandes compañías de discos exprimían a los artistas de manera alevosa.
“Modern Sounds … “ fue uno de los discos mejor vendidos de ’62, generando tal impacto que pronto se le encargó a Ray una secuela. El volumen 2 fue editado en el mismo año y sigue la misma fórmula. El abordaje soul en el volumen 2 de “You Are My Sunshine,” deja muy pocas huellas en la original de los años 20 pero es una reinterpretación única. El Country había perdido mucho terreno frente al Rock and Roll desde mediados de los 50, pero, ¿Alguien hubiera imaginado que sería un afroamericano el responsable del resurgimiento del género en los Estados Unidos? La influencia de estos discos es muy profunda. Esta obra unió cada esquina del negocio de la música y Ray Charles se convirtió en una estrella consagrada y popular para todos los públicos.
Luego de la muerte de Ray en 2004, un cronista de la revista Rolling Stone escribió, “Ray Charles hizo natural para la gente negra cantar country y western music. Ese simple hecho fue tan válido para derribar las barreras raciales, como lo hizo todo el movimiento por los derechos civiles.”