-Escrito por Soulsolete-
PANTERAS NEGRAS, de Bruno Cénou y David Cénou. Desfiladero Ediciones junto con Amnistía Internacional. 2018.
“Mi alma llora por todo lo que he presenciado y aguantado”.
Robert Hillary King.
Cuando hablamos de cómics, casi siempre concebimos historias de ficción basadas en fantasías en lugar de realidades. Julio, sabedor de mi debilidad por el noveno arte, me lanzó una pelota muy caliente para colaborar con una entrada en el blog de Ovejas Negrax, y servidora tuvo claro cuál sería el punto de salida. Aunque aviso. Este granito de arena no es un caramelo dulce. A continuación, reseñamos y dilucidamos acerca de una historia descarnada y llena de sufrimiento donde la realidad, supera la ficción.
Para ponernos en contexto, debemos viajar en el tiempo hasta EE.UU. en la década de los años 60. En aquella época, la brutalidad policial contra las comunidades afroamericanas llevaba muchos años sucediendo. Es entonces cuando surge el partido de las Panteras Negras– en inglés Black Panther Party – que organizará a mujeres y hombres para defender los derechos de la comunidad afroamericana. Así, nuestro cómic queda vinculado a una historia que trata sobre el vía crucis sufrido por tres miembros de esta organización: Robert King, Albert Woodfox y Herman Wallace. El trío estuvo la friolera e injusta cantidad de 44 años en régimen de aislamiento en una de las cárceles más racistas y duras de los estados, la cárcel de Ángola en Luisiana, creada tras la guerra de secesión sobre los terrenos de las antiguas plantaciones de los primeros esclavos.
En las primeras páginas, una serie de bocadillos presentan el auténtico drama por el que pasan los reclusos de Angola. Pronto averiguamos las normativas impuestas por Burl Cain, el director de la cárcel, cuyo propósito para habilitar a los reclusos encerrados pasa por un sistema basado en tres pilares: trabajo, educación y fe cristiana. Nada más lejos de esta idea, sin embargo.
Mediante flashbacks, descubrimos cómo Wallace y Woodfox llegan a ser condenados. En 1970 la población afroamericana era sospechosa de antemano ante cualquier tipo de asunto sin resolver por parte de la policía. Un atraco a mano armada perpetrado por otra persona les lleva ante un destino aterrador. Woodfox consigue fugarse de la prisión de Nueva Orleans, y huido en Nueva York, conoce a varios integrantes de los Panteras Negras antes de ser atrapado de nuevo y enviado a Angola. Por su parte, Wallace coincide con unos integrantes de la agrupación de Luisiana de los Panteras en la misma cárcel.
Inspirados por los acontecimientos, comienzan una desmoralizante lucha organizando a otros presos con el objetivo de mejorar condiciones humanas tales como el fin de la segregación dentro de la prisión, o la abolición de la explotación sexual a la que los presos estaban sometidos por parte de los guardias. Desafortunadamente durante una protesta, un guardia resulta asesinado, y Woodfox y Wallace son acusados y condenados por su asesinato, pese a no haber pruebas físicas que los vincularan. Por su parte, Robert King fue condenado por un asesinato diferente en 1973, y pasa 29 años en régimen de aislamiento antes de que su condena fuera revocada en apelación.
Bruno Cénou, el escritor del relato, realiza un trabajo muy similar a lo que vemos en documentales televisivos o en reportajes periodísticos. De hecho, la trágica historia de los de Angola fue contada en el documental “In The Land Of The Free” (2010), dirigida por Vadim Jean y narrada por Samuel L. Jackson. Por otro lado, la recreación en tonos grises, blancos y negros del ambiente de la prisión, así como de los personajes, ayuda a meterse de lleno en los distintos escenarios. Al finalizar la lectura, tenemos la sensación de haber ampliado el marco general de los problemas judiciales, la corrupción de algunas cárceles de los estados del Sur de Estados Unidos y un gran nudo crudísimo, frío y agrio en la garganta por una lucha que, ideológicamente, no hay por qué compartir para conectar con ella desde un punto de vista humano.
En resumen, las 129 páginas de la publicación plasman a la perfección la lucha de clases, la importancia de coordinarse, la gran labor de asociaciones que siguen caso por caso para conseguir justicia, incluyendo abogados que no reciben ningún beneficio económico y, por supuesto, la lucha de familiares que ponen de su parte todo lo posible para ayudar a sus seres queridos. En unos tiempos tan convulsos como los actuales, aconsejamos efusivamente explorar el tebeo. Tras la lectura no nos sentiremos cómodos, pero apreciaremos lo mejor y lo peor de la sociedad, comprobando que la resistencia no es solo la habilidad de soportar algo muy fuerte, sino la capacidad de convertirlo en gloria.
Anexo musical: Porque creemos que ninguna lectura debe ser realizada sin una banda sonora, adjuntamos diez canciones que, a criterio personal, maridan bien con esta crónica.
Playlist: ¡La lucha continua!: