-Escrito por Demian García-
Hay mucha e interesante literatura escrita sobre esos extraños fenómenos subculturales que nos gustan.
Existe un legado musical y estético impresionante para profundizar.
Ahora bien, ¿por qué cuándo hablamos de subculturas o escenas siempre utilizamos el pasado?.
Los mods eran, los skins hacían…
Es normal que tras muchos años las subculturas avancen en algún sentido. Un movimiento que no se mueve no es tal o desaparece.
Usando la imaginación, pienso en chavales de los 60 intercambiando gustos, opiniones o discos en algún club de la época.
Trasladando este pensamiento a la actualidad, es normal que en una escena con tanta trayectoria, se tome todo el legado como una base imprescindible pero no como un límite infranqueable.
De la inquietud surge el “movimiento”, la vida para una subcultura.
¿No es mejor hablar en presente?. Los chavales en los 60 eran de una manera, en los 80 de otra, y ahora los no tan chavales, son de otra.
Partiendo de esa base imprescindible, la diversidad es innegable. Va más allá de etiquetarse.
Existió un Revival Mod con su propia personalidad, más allá de la mayor o menor calidad.
En los 90 veía a no pocos mods en las primeras filas de los conciertos de Ocean Colour Scene.
Y para qué obviar que muchos adoran a bandas como The Creation o The Attack.
¿Por qué hay que ver a los amantes de los sonidos clásicos negros como anquilosados?. Seguramente la inquietud les ha llevado ahí.
¿Por qué ningunear a tal persona porque no va a “tus pinchadas”?. A lo mejor su militancia se limita a pocos eventos por sus responsabilidades o, simplemente, no le apetece. O a lo mejor, es porque en esas pinchadas o eventos se habla en pasado.