Dentro de los variados, recónditos, y sí, a veces trágicos, caminos de la música con Alma, hay una fecha marcada a fuego, el día en el que el Soul murió.
Os cuento…
El 10 de diciembre de 1967, un avión se estrella en el Lago Monona, cerca de Madison, Wisconsin, mientras se aproximaba al aeropuerto municipal, y en medio de nubes bajas y niebla helada; el fuselaje, golpea de forma brutal las heladas aguas y los restos del aparato, se dispersan y el avión se hunde. Al día siguiente, los buzos, sacan de la parte trasera de la cabina, hundida en el lago, a la mayoría de miembros del grupo de acompañamiento, Bar-Keys; todavía atado al asiento, está el cuerpo del Rey del Soul —por supuesto, con permiso de Sam Cooke—, Otis Redding. Entre los objetos encontrados en su ropa, una billetera con un puñado de dólares, un reloj de pulsera de oro y una pequeña bolsa de marihuana que, a petición del manager del cantante, desaparece misteriosamente.
Cooke, había abandonado hacía ya unos años, de manera trágica nuestro mundo —fue asesinado por la encargada de un motel de Los Angeles en diciembre de 1964—; Ray Charles, se había adaptado a la industria, dejando de lado, su salvajismo inicial; las grandes obras maestras del género ya se habían grabado y lanzado —en 1967 vieron la luz antológicos álbumes de James Carr, Aretha Franklin, Jimmy Ruffin, Nina Sinome, Marvin Gaye & Tammi Terrell, Sam and Dave—; Otis, era el único solista con auténtico carisma, solo a él, le adoraban negros y blancos. Redding era el Soul, y con su muerte, tristemente, y siempre bajo mi modesta opinión, la música del Alma, nos dejó.
Justo poco antes de su fatal final, había grabado su canto de cisne —sin desmerecer en absoluto, su impecable e incontestable discografía, por supuesto—, ‘Sittin’ in the Dock of the Bay’. Compuesta junto al legendario, Steve Crooper, y grabada sólo 11 días antes de la fecha del deceso. Un mes después se lanzó y llegó directamente al número 1 en USA, fue la única vez que una canción suya llegó a ese puesto.
Sólo tres cantantes, pudieron despedirle en público en sus funerales —es enterrado en la más estricta intimidad en el jardín de su rancho—, sus grandes amigos: Joe Tex, Johnnie Taylor y nuestro protagonista de hoy, al que muchos señalaban como su sucesor, el soulman más íntimamente ligado al Country Soul, Joe Simon. Su interpretación en el velatorio del himno góspel, ‘Jesus Keep Me Near The Cros’, puso a todos los asistentes a llorar.
Nació en 1943 en Simmesport, Lousiana, y creció musicalmente, como seguramente la mayoría de los grandes artistas de su generación, al calor del Gospel. A finales de 1950, se muda junto con su familia a Richmond, cerca de Oakland, California; poco tiempo después, entra a formar parte del grupo espiritual, Golden West Gospel Singers, donde comienza a ser influenciado por Arthur Pryscok y, sobre todo, por Sam Cooke. Su paso a la música secular, muy en voga por aquel entonces, les convierte en Golden Tones y lanzan, en 1959, ‘Little Island Girl’.
Gary y Carla Thompson, responsables del sello, Hush Records, se dan cuenta de su potencial y le animan a que inicie su carrera en solitario. Su primer single, llega en 1964 en la discográfica, Vee-Jay Records y se convierte en su primer éxito aunque, eso sí, en pequeña escala; esa canción es, ‘My Adorable One’. Al año siguiente, consigue el puesto número 13 en las listas R&B con el sobrecogedor clásico del soul sureño, ‘Let’s Do it Over’, grabado en los legendarios estudios Fame, en Muscle Shoals, Alabama, 1965.
Poco tiempo después, la etiqueta Vee-Jay quiebra, y Simon se embarca en una gira que le mueve por todos los rincones del país. En Nashville, es captado por el DJ local de R&B, John Richbourg, convirtiéndose en su manager y productor para que grabe en Monument Records, sello paralelo de su propia discográfica, Sound Stage 7, 1966. Ese año, se lanza, ‘Teenager´s Prayer’, directo al puesto 11. En los siguientes dos años encadena una serie de hits: ‘(You Keep Me) Hangin On’, ‘Yours Love’, ‘Farther on Down the Road’ y, especialmente, ‘The Chokin’ Kind’, escrita por Harlan Howard y que se mantiene en listas durante 12 semanas, alcanzando el millón de copias en junio de 1969.
Tanto en este single, como en el álbum homónimo, se retrata la personalidad de Simon como cantante: una hermosa voz de barítono, como si Jerry Butler se fusionara con Merle Haggard. Clásicos del Doo Woop, Country, y mucho, mucho Soul. Ah, y una sobrecogedora adaptación del ‘Sittin’ in the Dock of the Bay’; al escucharla, entenderéis por qué se le consideraba el sucesor de Otis.
En su siguiente trabajo, el imprescindible, ‘Better than Ever’, nos ofrece gloriosas recreaciones, en clave country soul, de ‘In the Ghetto’, ‘Lonely Road’ o ‘San Francisco is a Lonely Town’. Disco a disco, va puliendo su poderío y carisma vocal aunque lo mejor, está por llegar.
En 1970, recibe en premio Grammy como Mejor Interpretación Vocal Masculina de R&B.
Pero, pese a la gigantesca calidad de sus trabajos, no acaba de despegar y el hecho de estar al margen de Motown o Stax, sinceramente, no le ayuda en nada y su estela comercial se va apagando, pero esto cambiará…
En un intento por cambiar de rumbo y lograr el reconocimiento que él cree que se merece, deja a Richbourg y ficha por el sello, Spring Records, distribuido por Polydor, a mediados de 1970. Se une a una pareja clave en el desarrollo del Soul en los 70 y creadores del mítico, Sonido Filadelfia, Kenneth Gamble y Leon Huff, además de responsables del sello, Philadelphia International Records, cuna de las mayores obra del Philly Soul.
La primera colaboración del tándem, es la fastuosa y abrumadora, ‘Drowing in the Sea of Love’ que llega al puesto 3 en las listas R&B en 1971, con ventas cercanas al millón y medio de copias, con el merecido premio de Disco de Oro; en verano del siguiente año, otra obra maestra, ‘Power of Love’ alcanza el primer puesto en listas, con su consiguiente premio también. Puro Soul de pata negra.
A finales de los 70, principios de los 80, Simon decide dejar la música secular y dedicar su esplendorosa voz de tenor/ barítono al Cristianismo; y comienza a predicar el Evangelio en Flossmoor, Illinois. También lanza discos de Gospel, pero como comprenderéis y sin ánimo de ofender, me quedo con su etapa de ardiente country soul de calidad, sensibilidad y buen gusto por las composiciones, y dejo su encuentro con el “divino” para otros…
Muere el 13 de diciembre de 2021, tenía 85 años de edad.