‘Ser o no ser, esa es la cuestión’, bueno en mi caso particular sería ‘lo escribo o no lo escribo, ahí está el dilema’, mejor será que me explique…
Siento especial predilección —por no decir morbo—, por escribir sobre la vida de aquellos artistas cuya vida fue dramática o trágica, según el caso. Por mis líneas han pasado Marvin Gaye, Esther Phillips, James Carr, Tammi Terrell o Jackie Wilson, nombres a los que la vida les sonrió sólo un poquito o simplemente, nada más que les guiñó un ojo. Después de dar por terminada la de éste último —que por cierto, me dejó bastante tocado anímicamente—, me propuse escribir sobre algo más alegre que las desgracias de todos esos artistas por lo que siento predilección. Craso error porque, faltando a mi palabra, he vuelto a las andadas…
En la música del Alma, siempre ha habido personajes secundarios, por no decir, sombríos u oscuros que, si bien no todo el aficionado conoce, sí que hay que destacar su papel en el desarrollo del estilo musical. La lista sería bastante amplia: unos cayeron demasiado pronto, otros se rindieron y nos dejaron con la miel en los labios, también los hubo que tocaron el cielo y acabaron en el infierno y creo que Darrell Banks, pertenece a estos últimos. Si bien no llegó a la categoría de mito como los anteriores, sí que hay que rescatar el imponente legado que nos dejó en los pocos años que pisó el planeta Soul. Él es el protagonista de las líneas de hoy.
Nacido en Mansfield, Ohio, el 25 de julio de 1937, en el seno de una familia un tanto disfuncional: hijo ilegítimo de un residente de Kentucky de ventisiete años y una adolescente, diez años menor, que dejó al bebé al cuidado de sus padres. Antes de trasladarse la familia a Buffalo, en el estado de New York, Darrell y su hermana Loise, comienzan a cantar en el coro de la Iglesia Bautista Shiloh, como tantos grandes de la historia del Soul que comenzaron sus andaduras musicales en los coros de las iglesias; fruto de la intensidad de sus plegarias al señor del pelo blanco y melena que vive en el cielo, mantendrá durante toda su carrera, ese tono fogoso y apasionado tan característico.
Ya en su nueva ubicación, continúa forjando su voz en varios coros góspel hasta que da el paso a la música terrenal en dos grupos, Daddy B Combo y Grand Prix. Al salir de la escuela secundaria, se casa con Beverly Kay Simon con quien tiene dos hijos, Darrell Jr y Bamby Lynn; a mediados de los sesenta, el matrimonio fracasa y los niños se quedan con su madre.
Volcado totalmente en el mundo musical, ficha por el pequeño sello de Detroit, Solid Hitbound Productions/ Revilot Records. El primer lanzamiento, editado en 1966, es una canción por la que siempre tenemos que sacar la alfombra roja al escucharla y rendirle eterna pleitesía, la inmortal, “Open the Door to your Heart”, sin género de duda, unos de los momentos más emocionantes de la historia de la música del Alma y una de las más fabulosas canciones jamás grabada. Cuando sale el single, es acreditado, por un error de oficina al registrar el tema a Darrell Banks —por cierto, si encontráis un sencillo con su nombre en la galleta, me llamáis inmediatamente, prometo compensaros el resto de vuestra vida jejeje— aunque en realidad es escrita por otra figura indiscutible, el gran, Donnie Elbert. Se abre un proceso legal por esta mala acreditación, pero el verdadero autor da carpetazo al asunto ya que es colega de juergas del cantante. ‘Open’ es un sincopado medio tiempo acelerado que llega al número dos en listas R&B y al ventisiete en Billboard Hot 100. Se me olvidaba, es una de las gemas más importantes del Northern Soul. Su siguiente sencillo, editado ese mismo año, es la explosiva “Somebody (Somewhere) needs You”, un número muy querido también por el público norteño, escrita por el grandísimo Frank Wilson para Ike & Tina Turner; alcanza el puesto treinta y cuatro en R&B y el lugar cincuenta y cinco en Billboard.
Su incipiente carrera va paso a paso agrandándose con conciertos regulares en el circuito Soul del Midwestern, actuaciones en el programa nacional televisivo de variedades, presentado por Dick Clark, American Bandstand, y además apoya a Jackie Wilson durante este período. En 1967 ficha por el sello subsidiario de Atlantic Records, ATCO, donde lanza joyas para la posteridad del calibre de “Here come the tears”,”I’ve got that Feelin” o el explosivo, ”Angel Baby”, que ya había lanzado Stevie Wonder el año anterior, en otra trepidante adaptación. También se lanza un enciclopédico álbum —por supuesto de obligada adquisición—, “Darrell Banks is Here!”; y en otro de los subsellos de la compañía, Cotillion Records, su último sencillo antes de cambiarse de compañía, ‘I wanna go Home’, con una canción en su reverso que adoro, y de la que nunca me quiero desprender por muchas escuchas que haya tenido a lo largo de mi vida, ‘The love of my Woman’.
El siguiente paso en su expansiva trayectoria es su firma con otro subsello, Volt, de la discográfica por antonomasia del Soul de Memphis, Stax Records. La compañía relanza su álbum en 1969 —siento si soy un pesado, por favor, compradlo!!!—, y poco después se editan dos sencillos en ese mismo año: “I’m the one loves You”, auténtica maravilla del mejor soul melódico, muy querida, como no, en las pistas de los clubes del norte de Inglaterra—muy en la línea de los grandes temas de mi querido, Luther Ingram—, y “Beautiful Feelin”, arrastrada y ardiente pieza, con otra joya imperecedera en su cara B, “No one blinder (than a man who won’t See)”, una melodía para el recuerdo eterno.
La crítica musical aclamaba su impecable y único estilo que le auguraba un fulgurante y exitosa carrera y en contraposición, su carácter arisco y camorrista que le llevaba de lío en lío. Una noche de febrero de 1970, concretamente el 24, Darrell, esperaba la salida del trabajo de su mujer, camarera en un bar de Detroit, para darle una sorpresa; ambos estaban separados desde hacía unos meses porque ella no soportaba los episodios de violencia de su marido. Pero lo que no sabía el cantante es que también aguardaba su salida, Aaron Bullock, su nuevo novio y policía, pero en ese momento, fuera de servicio. Comienza una discusión en la que las palabras suben de tono y comienzan a zarandearse entre los dos, lo que vulgarmente se podría decir como “se masca la tragedia”. Banks saca un revolver, pero Bullock, más rápido y experimentado, esgrime su arma y le dispara, la bala atraviesa su cuello y cae fulminado al suelo aunque fallece finalmente en el hospital New Grace de la ciudad. Darrell Banks viaja a reencontrarse con Sam Cooke, otro cantante mujeriego y pendenciero asesinado a balazos dos años antes. Treinta y tres años de proyección infinita rotos por un disparo.
El dramático suceso se intenta silencia por la policía de Detroit al estar un agente suyo implicado en un homicidio por un caso de adulterio. Ocho días después, los diarios propagan la noticia por la ciudad del motor, causando una consternación sin límites en el ambiente musical por el truculento desenlace. Fue enterrado, como muchos otros, debido a las penurias económicas de la época, en una tumba sin marcar, en el Detroit Memorial Park el 2 de marzo de 1970. Esa misma noche, hubo un acto benéfico para su familia con la actuación estelar de Martha Reeves & the Vandellas, amigas personales del cantante. Muchos años después, gracias a la insistencia de los fans y a la web www.souldetroit.com, se pudo recaudar suficiente dinero para que su tumba fuera fácilmente reconocible y, posteriormente objeto de peregrinación.
Lamentablemente, su legado musical se va desvaneciendo y sus discos se convierten en preciados tesoros, dificilísimos de encontrar. En 2013, el magnífico sello londinense, especialista en la reedición de joyas perdidas, Ace Records, publica la académica recopilación, “I’m the one who loves You- The Volt Recordings”. Un años después, en una subasta musical en Reino Unido, se ofrecen miles de libras por una copia original de ‘Open the door to your Heart’, editada en su momento en London Records, y pensando que era la única que existía ya que al adquirir la discográfica, Emi Records, los derechos de la canción, se destruyeron todas las copias. Ciertamente hay bastante leyenda sobre este tema que, de momento, sigo investigando. Por cierto, el precio final de la venta fue de una minucia, sólo catorce mil libras, unos veintitrés mil dólares de nada.
Pues hasta aquí, ha llegado otra triste historia de esas que coronan el Soul como uno de los géneros más dramáticos de la historia de la música: celos, drogas, alcoholismo, enfermedades mentales, asesinatos y suicidio que llenan muy a menudo los variados y, en más ocasiones de las debidas, trágicos caminos de la música del Alma.
Puedo prometer y prometo que el próximo artículo tendrá un recorrido más agradable…eso espero…