Mi primera toma de contacto con una de mis pasiones, el Northern Soul, fue en los primeros años 80, en plena eclosión del Movimiento Mod en Madrid. Creo recordar que sería el año 83, y aunque mis preferencias musicales iban por otros caminos —estaba en plena fiebre “jevilorra” de barrio—, solíamos acompañar algún “finde”, un par de colegas y yo, al Jardi, hermano mayor de uno de ellos y el primer Mod que apareció en mi vida, en sus incursiones por territorios modernos.
En esas nuevas experiencias cambié mis elásticos, mis camisetas negras y mis John Smith’s por los Levi’s, el polo Fred Perry y las dessert boots, comúnmente llamadas, “pisa cacas”. Frecuentábamos el ambiente “modernista” de la ciudad: el Rock-Ola, los “baretos” de Avenida de América y calle Cartagena, la Universal de Manuel Becerra, el Quadrophenia, alguna que otra concentración en Toledo o el Stones de Portazgo; aquí fue donde descubrí una canción —aparte de muchísimas más, por supuesto—, que encendió la llama “norteña” en mí: ‘The Snake’, del gran Al Wilson. En ese momento, dejé de lado las guitarras y los ritmos pesados para adentrarme en el Soul y en su derivado, ese movimiento musical y de baile llamado, Northern Soul. Descubrí a la Motown, el sello Stax, OKeh Records, a Otis, Cooke, Aretha, Temptations, mi adorado Marvin Gaye, el Twisted Wheel, el Wigan Casino —sí, ya sé que os suena de algo jejje—, y un nombre que siempre me impactó por su poderío fonético, Blackpool Mecca, el Mecca.
Al Wilson
The Snake
Tiempo después, mis horizontes cambiaron de aires musicales y dejé la etapa “soulera” para introducirme en el Acid-Rock, la Psicodelia, el Garage, el sonido que se fraguaba en los garitos de Malasaña…
Fueron pasando los años hasta que, en 2014, una película, que no me cansaré nunca de recomendar —sí, una vez más, Northern Soul de Ellain Constantine—, me revolvió otra vez por dentro y me lanzó, esta vez a tumba abierta, a los sonidos de los clubes del norte de Inglaterra. Así que me sumergí en documentales, artículos, libros, cientos de canciones y películas que desembocaron no en un río, sino en un viaje sonoro por la historia del Soul, mi podcast, Keep the Soul Alive, con especiales afluentes en el sonido del que os estoy hablando.
Y ese nombre que se me quedó grabado para siempre en la memoria, es el protagonista de hoy…Blackpool Mecca.
Viajo hasta la ciudad costera de Blackpool, en el condado de Lancashire, noroeste de Inglaterra, situada a orillas del Mar de Irlanda. En 1965 se inaugura un centro de ocio y entretenimiento cuyo nombre sí quiero acordarme, pero que, obviamente, no quiero repetir.
Con capacidad para unas 3500 personas, contaba con un escenario deslumbrante —por el que pasaron Miracles, Isaac Hayes y Edwin Starr—, con un quiosco de música giratorio, zona para juegos de azar, apuestas y máquinas recreativas e incluso un servicio gratuito de bus para recoger a los apostadores de la región y también a soulers —estaba a la vanguardia musical del momento—, dispuestos a aprovechar la noche del sábado. El enorme edifico se encontraba en una calle ancha a la que se dirigían multitudes de personas que parecían tener una cosa en común, disfrutar del recinto.
El Mecca, tenía un salón de baile más pequeño, con una pista de considerables dimensiones arropada por luces ultravioletas y potentes, muchas mesas y sillas para sentarse, y un sistema de sonido con una amplificación predominante de los bajos para atraer a los adictos al baile. Este lugar o venue era el Highland Room, su andadura arrancó en 1967. De 1971 a 1979, pasó a ser conocido también como Rare Soul Venue o Highland Room Rare Soul.
Con el Twisted Wheel ya cerrado, Highland comenzó a forjar su leyenda con una escena nueva y emocionante que crecía cada fin de semana. Y protagonistas absolutos de este cambio fueron sus DJ: Colin Curtis y el gurú del Northern Soul, el fabuloso, Ian Levine, éste debuta en otoño del 71 y pronto va adquiriendo su reputación como experto en programar discos raros.
La amplia acera delante del centro, era ocupada por multitud de jóvenes ansiosos de Soul del mismo Blackpool, Manchester o llegados en coche o en los autobuses que los recogían por el condado. A diferencia de otros clubes como el Wheel y, posteriormente, el Wigan Casino, aquí no se organizaban all-nighters, sino que las sesiones funcionaban desde las 8 de la tarde hasta la 2 de la madrugada aproximadamente. Cuando se abrió el Casino, muchos soulies viajaban hasta Wigan, cuando cerraba Highland, para seguir con la noche de baile, creando una especia de rivalidad entre los dos locales. Pero bueno, más adelante os comentaré algo sobre ello.
Varios singles clásicos de Northern Soul fueron estrenados en estos primeros años —finales de la década de los 60—, en el Mecca: ‘Landslide’ de Tony Clarke, el maravilloso himno, ‘Too Darn Soulful’ de otro grande, Morris Chesnut o ‘If that’s What you Wanted’, ejecutado por Frankie Beverly & The Butlers.
A pesar de que en estos primeros años, la música predominante en la pista era el Soul Norteamericano de los 60, a principios de los 70, el estilo cambió y se convirtió en un sonido mucho más contemporáneo y menos frenético que el predominante en el resto de los dancehalls del resto del país. Debido a este cambio de ritmo, se desarrolló una práctica distinta de baile, totalmente diferente al que se conocía, arrastrando los pies ligeramente. Y el “culpable” de esta nueva forma de entender el Northern, fue, sí, Ian Levine.
A pesar de que en estos primeros años, la música predominante en la pista era el Soul Norteamericano de los 60, a principios de los 70, el estilo cambió y se convirtió en un sonido mucho más contemporáneo y menos frenético que el predominante en el resto de los dancehalls del resto del país. Debido a este cambio de ritmo, se desarrolló una práctica distinta de baile, totalmente diferente al que se conocía, arrastrando los pies ligeramente. Y el “culpable” de esta nueva forma de entender el Northern, fue, sí, Ian Levine.
Nacido en 1953 en Blackpool, Levine es además de DJ, compositor y productor con ventas cercanas a los 40 millones de copias de sus creaciones. Comenzó a coleccionar discos de Motown a los 13 años, y a los 14 se obsesiona de tal manera que tiene que comprar cada referencia que sale con esa etiqueta en el Reino Unido; esto añadido a las compras que hacía en viejos almacenes de discos, en Miami y New Orleans —lugares de vacaciones familiares—, dieron lugar a una impresionante colección de Soul, R&B y Northern Soul; muchos de esos singles olvidados en cajas de cartón, se convirtieron en himnos de la escena como el híper éxito, ‘There´s a ghost in my house’, editado por Tamla Motown en 1966 y escrito por Holland, Dozier, Holland y el propio interprete, R. Dean Taylor.
R. Dean taylor
There’s a ghost in my house
Una anécdota de esas que tanto me gustan: en una tienda de bromas de Nueva Orleans, encuentra, cuando aproximadamente tenía 15 años, varios singles del sello Ric-Tic Records, entre ellos, San Remo Golden Strings y, sobre todo, JJ Barness, y recuerda,<< …puse ese disco de JJ Barness, con esa batería tipo Motown y con un fabuloso sonido, era como si Marvin Gaye encontrase a The Four Tops. Mi vida cambió a partir de ese momento, ya estaba metido en el Northern Soul>>.
J.j barnes
Please let me in
Pero el verdadero “hitazo” fue descubierto por nuestro protagonista, unos años más tarde, en una emisora de Miami; tras una alocada búsqueda, encontró la copia que estrenó en el Highland en 1973, el trepidante, ‘It really hurts me girl’, de los fantásticos, The Carstairs. A partir de esa pinchada, ya nada fue igual…
The carstairs
it really hurts my girl
Ahora sí que es buen momento para entender la rivalidad en el Mecca y el Casino que os comentaba al principio.
En 1973, a no muchos kilómetros de Blackpool, se abre el Wigan Casino que, desde un principio pone como credencial sus all-nighters de los sábados que, al tener permiso para estar abierto toda la noche, licencia que no tenía el club de Blackpool —sólo podía abrir las horas normales de licencia de club—, lo sitúan con bastante ventaja sobre éste. Es más, muchos de los asistentes al Highland se dirigían al Wigan cuando cerraba y remataban allí la larga noche de Soul, sudor y anfetas. Para intentar contrarrestar, se organizaban sesiones all-day que comenzaban al mediodía y terminaban a medianoche, pero claro está, esto no atraía igual que estar bailando hasta al amanecer. De todas maneras, más que una contrariedad entre los dos venues, era en cierta manera, una forma de complementar y contentar, tanto a los que se iban a casa pronto, como a los que no tenían fin y ponían rumbo a Wigan.
James Fountain
seven day lover
El acercamiento peligroso al Funk de Levine, frente al arraigo al R&B más sesentero de Casino, fue también motivo de controversia y muchos soulies pensaban que el Mecca se había agotado, mientras que los die-hard fans de Curtis e Ian se dirigían a los habituales del Wigan como “dinosaurios del Soul” anclados en el pasado.
chuck jones
boo on you
La forma de vestir también diferenciaba a las dos aficiones; por un lado, el estilo clásico Northern de pantalón pata de elefante con zapato Solatio de la zona costera; por el otro, la ropa deportiva, los zapatos boleros o de medio tacón y las camisetas de tirantes de los sudorosos bailarines del Wigan. Y, por supuesto, en estos últimos, la bolsa de deporte con la muda, el talco para las suelas que permitía deslizarse mejor sobre la pista y abundantes paquetes de chicle para disimular el nerviosismo en la mandíbula por efecto de las “pirulas”.
Fueron pasando los años y la música que imperaba en su pista, se alejaba más en cada sesión de aquel fabuloso “Noden” que marcaba la diferencia a finales de los 60. Sinceramente, el día que Levine pinchó el tema de los Carstairs —recordad, 1973—, todo ese espíritu murió. La música era cada vez más bailable y daría lugar a finales de la década a la defenestrada, sobre todo por parte de la parroquia norteña, música disco o disco music.
Ian emigró a Londres para poder programar la música que le apasionaba en esos años —prácticamente había renegado ya de los sonidos norteños—; comenzó a pinchar en la disco gay, Heaven, convirtiéndose en DJ residente principal durante casi todos los 80. En esa década, el Blackpool cerró definitivamente sus puertas hasta su demolición en 2009.
Si queréis sentir esa maravillosa década en vuestros sentidos podéis echar mano de alguna de estas recopilaciones que trasmiten perfectamente todo lo vivido en el Mecca: