“El origen del nombre rude boy denominaba a la mayoría de adolescentes jamaicanos”
Ruff and Tough, Simmer Down, Cool Off Rudies, Rudies Are The Greatest, Gun Fever, Rudie Bam Bam o Shanty Town son un solo un puñado minoritario y representativo de himnos rude boys jamaiquinos que, con bastante seguridad, todas hemos bailado en alguna pista de baile en alguna situación. Si dispusiéramos de una máquina del tiempo para viajar y retrocediéramos a la década de los años sesenta hasta los ghettos de Jamaica, probablemente tropezaríamos y simpatizaríamos con una generación de jóvenes que no tuvo la oportunidad de experimentar el nuevo optimismo generado por la independencia de la isla al vivir bajo una pésima situación económica y experimentar la escasez de empleo. Porque todo es cíclico sea donde sea, y aquella época, en particular, fue una etapa complicada en Jamaica para algunos jóvenes que, bajo dicho yugo, comenzaron a designarse a sí mismos como rude boys, una identidad que, en aquel momento, significaba de alguna forma ser alguien cuando la sociedad gritaba totalmente lo contrario.
Estos grupos de muchachos imitaban a los gánsteres de las películas americanas porque, pese a que Jamaica no era el Oeste de las películas de John Ford, también es cierto que hubo algunos tiros en la ínsula. El origen del nombre rude boy denominaba a la mayoría de adolescentes jamaicanos que, o bien pertenecían a la clase más pobre de la isla, o bien eran convictos. Su vestimenta tradicional era la típica que llevaban los obreros de la época: pantalones de vestir doblados hasta los tobillos para proteger la prenda mientras ejecutaban su tradicional skankin en el sound system, tirantes sobre la camisa ante el impopular uso del cinturón y como complemento, un sombrero de doble ala.
El ska era la música de moda que los rudies adoptaron como propia, siendo además uno de los temas más recurrentes en las letras de las canciones producidas entre los años 1964 y 1967. La manera en que los rude boys bailaban dicho género también era distinta a la de los demás jóvenes. Lo hacían más despacio y de una guisa más imponente junto a su llamativo modo de vestir.
Una vez situadas en contexto, es hora de presentaros al personaje de esta nueva reseña comiquera, uno con el que nos resultará prácticamente inviable aguantar una buena tarde de risas. Hablamos de una salvaje figura de cómic creada a finales del siglo pasado y cuya presencia fue publicada en algún fanzine y, principalmente, en la revista El Víbora. Su nombre es Raúl, un rude boy que como ya habréis deducido, sigue la estela de otros personajes rudies, tanto reales como del cómic mundial, llevando una vida de excesos movido por dos impulsos básicos: drogas y sexo. El autor de la criatura se llama Pep Pérez, oriundo de Manresa, donde sitúa casi todas las aventuras de nuestro particular personaje en las noches de Olesa al son de buena música skatalítica. El tebeo integral comprende veinte historias y fue publicado por la editorial Glénat en el año 2010 bajo el título de Raúl ¡El Rude! Greatest Hits. En las páginas dibujadas por Pep se nota la influencia de autores tales como Manel Fontdevila, Max, Daniel Torres, Gallardo o Magnus. Se trata de un cómic costumbrista sin un gran argumento, pero que está brutalmente bien dibujado en blanco y negro, con una trazada muy limpia y un gran detallismo. Las aventuras de Raúl están plagadas de referencias que harán las delicias de los amantes de los sonidos jamaiquinos. Artistas como Dr. Calypso, La Thorpe Brass, Laurel Aitken, Judge Dread o el mismísimo Prince Buster (caracterizado como el rey del Ska) son algunas de las figuras musicales que encontramos retratadas a lo largo de cada historia. Al pasar las páginas en nuestra lectura, también seremos testigos de cómo Raúl es fiel a sus orígenes de hermandad de clase obrera y solidaridad negra, por lo que en algunas historietas se hablará de la lucha contra el fascismo, el cual queda caricaturescamente representado en el personaje de Isidru Franco y sus sicarios boneheads. Otro detalle a tener en cuenta es que nuestro rudie se toma muy en serio su forma de vestir, aspecto reflejado con elegancia por el autor en cada bocadillo. Su pose en algunas viñetas copia outfits tales como el traje negro con camisa blanca y corbata fina de la etapa 2 Tone británica, el polo Fred Perry abrochado hasta el cuello con pantalones de corte recto, corto y ajustado mostrando sus calcetines blancos, el uso de botas Dr. Martens o zapatos Loafers bien lustrados, la parca de estilo mod o la cazadora Harrington complementada con gafas de sol cerradas y oscuras, el sombrero Porkpie negro o cómo para dar algún que otro paseo, viaja a lomos de una preciosa Vespa o Lambretta, modelo que, por ejemplo, apreciaremos en una aventura particular titulada Raúl se encuatropenia y que, precisamente, hace un guiño a la película británica de 1979 Quadrophenia basada en la ópera rock de 1973 con el mismo nombre del grupo The Who.
En definitiva, lo mejor es que leáis sus aventuras por vosotras mismas. Solo podemos acabar esta divertida recomendación suscribiendo literalmente algunas líneas de la contraportada del cómic, las cuales están redactadas bajo el justo criterio profesional del gran Manel Fontdevilla: “este tebeo atraviesa todos los géneros: la aventura, el romance, el erotismo, la ciencia ficción, el realismo sucio y hasta la sátira social… al final, Raúl no cumple su misión ni encuentra la felicidad, pero se ríe de todo y de todos y hasta reparte algo de sabiduría a quien sepa destilarla de entre tanta majadería non-stop”. Porque como todas sabemos, el humor es una magnífica razón de peso a la que aferrarse cuando la vida se vuelve loca.
“Seguidamente, aportamos nuestro ya conocido anexo musical tomado de la propia lectura del tebeo. Enjoy yourself!”
¡Abajo el fascismo! ¡Viva el Ska!
1. Up with the Cock! de Judge Dread.
2. I’ve had enough de The Who.
3. The Night de Frankie Valli & The Four Seasons.
4. You can get it if you really want de Jimmy Cliff.
5. Stay Rude, Satay Rebel de No Sports.
6. Friday night Saturday morning de The Specials.
7. I’ll join you later de La Thorpe Brass.
8. Skinhead de Laurel Aitken.